jueves, 17 de junio de 2010

Gardel, el mundial y otras cuestiones


El mundo te ofrece continuas razones para desgarrarte hasta el taparrabos y, si me insistes, hasta para arrancarte las uñas de rabia, de poca sensatez y de despropósitos insólitos. Os cuento la última: resulta que una persona X muy cercana a mi isla, que trabaja en una empresa Y, muy lejana a mi isla, como todas las empresas, me cuenta que en su empresa se ha puesto en marcha una circular advenida desde las Jefaturas por la cual se informa de que toda aquella persona forofa de alguna selección que participe en el mundial de fútbol puede pedirse libres las horas en las que haya partido, recuperables después mediante la realización de horas extras.

En cambio, a un compañero de esta persona X que quedó atrapado durante una semana por la nube de ceniza del volcán islandés se le descontaron estos días de sus días de vacaciones por miedo a que si le perdonaban esta ausencia, podría servir de precedente para que otros asalariados copiaran su hazaña... Ante todo esto me pregunto: ¿¿¡¡HOLA!!??

Y me pregunto también: ¿qué pasa si a mí el fútbol me importa tres pimientos fritos pero me pirro por las conferencias sobre ciencias políticas, o si es el cumpleaños de mi hija? ¿Puedo pedirme las horas o me mandan a freír monas, eso sí, una vez completada mi jornada laboral?

Y todos los expertísimos hablando de que o aumentamos la productividad o esto se va al garete, y España que ha perdido su primer partido y Mr. Zapatero muerto del tembleque porque como la selección no consiga algo en el Mundial las huelgas generales van a ser más frecuentes que los domingos, y en Sudáfrica irregularidades en el pago a miles de personas que con el mundial habían conseguido un trabajito, y en Holanda la extrema derecha se convierte en la cuarta fuerza política y en EE UU la mancha de petróleo empieza a ser otro estado más y en Uzbequistán está pasando algo que de momento no salpica, así que pasando.

Como dice Gardel, al mundo le falta un tornillo:



Todo el mundo está en la estufa,
triste amargao y sin garufa,
neurasténico y cortao.
Se acabaron los robustos,
si hasta yo que daba gusto
cuatro kilos he bajao.
Hoy la guita anda de asalto
y el puchero está tan alto
que hay que usar un trampolín.
Si habrá crisis, bronca y hambre
que el que compra diez de fiambre
hoy se morfa hasta el piolín.
Hoy se vive de prepo y se duerme apurao,
y la chiva hasta a Cristo se la han afeitao.
hoy se lleva a empeñar al amigo más fiel,
nadie invita a morfar,
todo el mundo en el riel.

Al mundo le falta un tornillo,
que venga un mecánico,
pa ver si lo puede arreglar.

¿Qué sucede? Mama mía,
se cayó la estantería
o san Pedro abrió el portón,
la creación anda a las piñas
y de pura rebatiña apolilla hasta el colchón.
El ladrón hoy es decente
y a la fuerza se ha hecho gente,
ya no tiene que robar.
Y el honrao se ha vuelto chorro
porque en su fiebre de ahorro
él se afana por guardar.

Al mundo le falta un tornillo,
que venga un mecánico,
pa’ ver si lo puede arreglar.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Las botellas y Benedetti


Me encontraba en mi isla, enmimismado como de costumbre, absorto, reseñando una tras otra conferencias de iluminados que deciden que lo que han descubierto es de vital importancia, y hasta cobran por ello. Me encontraba solícito en terminar estos trabajos pendientes que clausuran el máster, cuando, en un descanso, me encontré con la preciosa película que adjunto y que me recordó a prácticamente cualquiera de los Poemas de la oficina de mi poeta de cabecera, don Mario Benedetti, que ya descansa.

El video es un poema visual de 10 minutos en el que se contrapone el soplado artesanal de vidrio con la fabricación en cadena de botellas, todo a ritmo de jazz y máquinas. Un simbólico y sutil enfrentamiento a la cosificación de los seres humanos, a la estandarización de nuestros gustos, formas y colores. Una auténtica maravilla hipnótica. A las letras, Benedetti, con su Ángelus


Video extraído de http://naranjasdehiroshima.blogspot.com/

Quién me iba a decir que el destino era esto

Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen prohombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.

Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.

Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era esto.

Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.

jueves, 29 de abril de 2010

Luis Rosales y el naúfrago metódico


Desnaufragué por un tiempo. Es más, pensé en desnaufragar para los restos, pero es difícil resistirse y no volver a la isla en donde uno ha habitado, a pesar de que sepa que no tendré tiempo para cuidar la rosa y evitar que los baobabs lo acaparen todo. En fin.

Luis Rosales es un poeta perdonable. Cuando Lorca se sabía ajusticiado, en los últimos días del poeta allá por el 36, se refugió en la casa de los Rosales, conservadores y falangistas, pensando que allí estaría a salvo. Ahora sabemos que no fue así. Luis Rosales, en sus inicios, era todo rigor, falange y catolicismo y a los años se acercó con cariño a la democracia y a la libertad, así como a las vanguardias estilísticamente hablando.

Dicen que llegados a los 50, todos podemos decir lo que nos venga en gana. Antes de morir, Luis Rosales hizo uso de esta libertad y reveló hasta qué punto le marcó la vida el hecho de no haber podido frenar el fusilamiento de Lorca.

En el video, un Rosales ya de vuelta se sinceraba y entonaba con un desprecio sosegado lo que el mundo ha significado para él desde aquel entonces. Habrá sido un poeta de éxito durante el alzamiento y la dictadura, formó parte de la Academia y fue galardonado con el Cervantes, pero sin duda nada ha conseguido curarle aquellos días y, tal vez me aventuro demasiado, pero diría que no ha podido ser feliz. Este año hace 100 que Rosales nació.



Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.


P.D.: ya se sabe, cada uno recoge lo que siembra y yo siembro más bien poco, pero los comentarios son muy bien recibidos siempre. Gracias.

viernes, 15 de enero de 2010

Bélver Yin y la pureza extrema


En el primero de los lugares, me gustaría pensar en voz alta algunos aspectos de mi naufragio. Reconozco que mi lanzamiento es espaciado, que con una o dos botellas al mes no conseguiré que nunca nadie venga a rescatarme y menos aún, si las empiezo como ahora, con melindres y migrañas. En cambio, por otro lado, y consciente del cabreo que esto puede producir en el contador de visitas, he determinado que el lanzamiento de botellas se realizará en esta isla sólo cuando me apetezca y cuando considere que tengo algo interesante por lo que pedir socorro u otras formas, porque uno no se hace náufrago para estresarse.

Ahora, sí. Nunca antes me había aventurado a recomendar un libro, lo considero una responsabilidad demasiado seria para alguien que va en taparrabos. En cambio, es un desatino no contarle al mundo la de noches que he pasado embriagadísimo por Bélver Yin, la primera novela de Jesús Ferrero, un manual codificado sobre principios de la filosofía china.

A lo largo de una serie de estampas interconectadas se construye la historia de dos hermanos gemelos en medio de la decadencia de un Imperio, el chino y a la vileza de otro, el occidental, en una atmósfera situada entre el morbo, la mística y el exotismo.

En la primera página, sentencia Tchuang Tse que La pureza extrema es no extrañarse de nada, una cita que, tal vez por el lugar donde se encuentra, no adquirió vida hasta que no finalicé esta historia sui generis en la que sus protagonistas, Bélver Yin y Nitya Yang no hacen nada que no se haya hecho ya en miles de historias antes: buscar la felicidad y buscarse a sí mismos. Lo que hace este texto diferente, lo que le aporta en verdad dimensión es el terreno y las formas en que transcurre la gran búsqueda de nuestra especie. Los gemelos caminan los límites de lo inconcebible y se acomodan en decenas de prohibiciones de la moral con la mayor de las naturalidades, llegando incluso a hacer que no nos extrañemos de nada. ¿Dónde termina lo correcto y por qué?

viernes, 18 de diciembre de 2009

Los pañales y los peces


Perdón por el retraso, pero la vida de los náufragos no es que sea muy mesurada, al menos la de los náufragos que yo conozco, y una isla desierta tiene más trajines de los que cualquiera pueda imaginar.

No, la botella de hoy no es una versión actualizada del milagro de Jesús (que bien haría falta entre tanto estómago vacío). La botella de hoy es de las que desea estamparse en el cogote de alguien, a ser posible, de alguien que esté sentado en un sillón preferencial de la cumbre de Copenhage.

En cuatro brochazos, la cumbre de Copenhage pretende relevar el protocolo de Kioto, que expira en 2012. Aunque, claro, no es un relevo en sí porque Kioto, entre pitos y flautas, ha tenido un efecto igual a cero, así que, más bien, Copenhage es el enésimo intento no ya de salvar nada, porque el planeta ya está perdido, sino de conseguir que se nos retrase la autodestrucción. Hoy es, en principio, la jornada de clausura, pero por estas fechas no hay acuerdo sobre la mesa. Las razones principales: el G-77 (es decir, una ristra de países desnutridos) están encolerizados ante el egoísmo de las megapotencias y se niegan a pactar hasta que China, EE UU y otros miembros del G-8 no agachen la cabeza en cuanto al clima se refiere. Del otro lado, China se cierra en banda y no parece que vaya a consentir que nadie, ni la ONU ni la corte celestial al completo, tenga acceso a sus datos de emisiones de CO2 a la atmósfera. Lógicamente, sin conocer cuánto escupe el gigante asiático, no se le puede pedir que reduzca.

Hasta ahora, la cumbre ha destacado por dos vergüenzas principales. La primera, una organización propia de una fiesta de quinceañeros, que dejó en la calle a miles de personas, pertenecientes a ONG y grupos ecologistas y que, acto seguido, anunció que esta pandilla de abraza-árboles (esto es cosecha propia, pero que me corten la mano si la organización no lo pensó) no podrían asistir al interior de la cumbre por falta de infraestructura. ¡Qué casualidad que no haya sitio para el colectivo que más ganas tiene de solucionar algo! La segunda vergüenza principal es que casi a diario se ha redactado un borrador que perfectamente podría haber estado escrito por un chimpancé mecanógrafo, porque los puntos y compromisos son tan ridículos como: “se pondrá límite a las emisiones tan pronto como sea posible” (¿hola?).

Una línea de acción paralela consiste en la creación de una fondo en el que las potencias mejor posicionadas inyecten una cantidad periódica para financiar la modernización energética de los países pobres y emergentes, pero claro, nuestros países se han gastado todos los ahorros en salvar bancos y entidades financieras, que son las que producen dinerito, mucho más importante que el oxígeno. En resumen, están dispuestos a soltar una miseria anual.
Mientras tanto, este náufrago, que en poco tiempo podría quedarse sin isla si los casquetes polares continúan llorando, aporta dos datos significativos que arrojan luz (y piedras e improperios) a los patéticos vaivenes de esta cumbre de Copenhage:

- En un país desarrollado, los pañales que desecha un bebé en sus primeros tres años de vida producen más emisión de gases de efecto invernadero que un habitante del tercer mundo en toda su vida.

- El 90% de todos los peces marinos de tamaño grande han desaparecido en los últimos 10 años.

P.D.: al menos Aminatu ya está en casa. Ya que has leído hasta aquí, ¿por qué no sueltas un comentario? Gracias.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Aminatu Haidar y la muerte digna


Cada día que pasa, esta mujer está más cerca de la muerte. A estas alturas supongo que serán bastantes los que conozcan su historia, pero siempre quedan náufragos despistados y hoy me comprometo a lo poco que puedo hacer desde una isla desierta: difundir su voz.

Esta activista por el reconocimiento del pueblo saharui y el derecho a la autodeterminación se encuentra en huelga de hambre desde hace 18 días en el aeropuerto de Lanzarote, al que llegó en contra de su voluntad y siendo obligada a violar varios deberes, como el de viajar sin pasaporte, pasaporte que Marruecos tiene retenido, o pasaporte que España le ofrece (lo cual, además de una irregularidad legal, también es un trato injusto para con el resto de inmigrantes anónimos) con tal de que el asunto no trascienda.

Los detalles de su historia son muchos y muy burocráticos y no caben todos en una botella, pero sí que cabe mencionar que su determinación y su valentía demuestran que está hecha de un material que abunda poco en la especie humana. Ante la pregunta de los periodistas sobre qué pasará con sus hijos si ella muere, sobre si está dispuesta a dejarlos huérfanos, Aminatu responde: ellos vivirán sin madre pero con dignidad.

¡¡ÁNIMO AMINATU!!


P.D.: la música es de Tinariwen, un grupo de antiguos guerrilleros saharauis que un buen día decidieron que la música era mejor arma que las propias armas. Otro día hablaré de ellos.