miércoles, 31 de diciembre de 2008

La Historia Interminable: feliz año nuevo


Durante todas las vacaciones de Navidad no he tenido botellas que llevarme a la mano gracias a la delicadeza de los profesores de universidad, que entienden el periodo vacacional como un sinfín de tiempo libre en el que nosotros, los alumnos, vamos a salirnos de madre y vamos a volver descarrilados y echados a perder, y como más vale prevenir que curar, mandan “tareítas” que me tienen despavorido y, por supuesto, alejado de la vida. Como ya me sabe fatal, porque, a este ritmo, no recogerán mis botellas ni los limpia-costas, me he escondido de mis obligaciones para embotellar una cita preciosa de La historia interminable, el libro que me estoy leyendo y uno de los poquísimos ocios a los que he tenido acceso.


–Calma, pequeño necio –gruñó el hombre-lobo–. En cuanto te llegue el turno de saltar a la Nada, serás también un servidor del poder, desfigurado y sin voluntad. Quién sabe para qué les servirás. Quizá, con tu ayuda, harán que los hombres compren lo que no necesitan, odien lo que no conocen, crean en lo que los hace sumisos o duden de lo que podría salvarlos. Con vosotros, pequeños fantasios, se harán grandes negocios en el mundo de los hombres, se declararán guerras, se fundarán imperios mundiales...


FELIZ AÑO NUEVO Y GRACIAS POR COMPARTIR ESTE NAUFRAGIO DE MUNDO


Los aquí leyentes seguirán recibiendo verdades en botella, aunque la verdad sea relativa y las mentiras formen parte de una historia interminable. Nos vemos el año que viene.

lunes, 15 de diciembre de 2008

"Vuelan zapatos" y el peor presidente de la historia

Espero que los recogebotellas no estén enfadados, o al menos, para los pocos que son, no me haya abandonado ninguno, pero es que a uno no lo dejan tranquilo ni siendo náufrago. Tengo la isla desboradada de tareas, encargos, gestiones y asuntos productivos, fructíferos y beneficiosos. ¿Es que nadie le va a permitir a uno dar un paso sin sacar una recompensa? En fin, desahogado ya, lanzo una nueva botella.

Resulta que estaba Bush en Irak, en lo que sería su última visita, su última bajada al trastero, y en medio de una rueda de prensa, un periodista local lanzó despechado no uno, sino sus dos zapatos a la mismísima cara del presi, a la vez que gritaba ¡perro!

Antes de nada, me dirijo al señor periodista para comunicarle que eso está feo, que es de mala educación y que qué modales, oye. En segundo lugar he de reconocer que, aunque condene cualquier acto de violencia, más de una y más de cincuenta veces le habría arrojado a Bush botellas y botellas al cogote. En tercer lugar, aunque todo esto haya sido una cosa como muy impulsiva y sin decoro, lo cierto es que quizá sea ese advenimiento de calzado el único castigo que va a recibir el considerado "peor presidente de la historia de los Estados Unidos". Así lo consideran 107 de prestigiosos académicos y el 61% de la opinión pública.

Por si alguien no alberga esta idea, recordemos que Mr. President, al que le queda tan sólo un mes para terminar con el mal del mundo e imponer la democracia (oxímoron), fue el protagonista de genialidades como:

  1. El hallazo de armas de destrucción masiva en Irak y, por tanto, la decisión de atacar el país ante la negativa de las Naciones Unidas. Tras lo cual se demostró la inexistencia de este tipo de armas. En este epígrafe cabe la cantidad de muertes que, entre civiles, soldados de un bando y otro, hambrientos y desplazados, sumaban un total de más de 600.000 personas hasta 2006.
  2. La protección y amparo de uno de los lugaras más siniestros del planeta: Guantánamo. Siniestro no sólo por las torturas (hay otros lugares del mapa y de la historia universal más macabros en este aspecto) sino porque estos excesos, irregularidades y violación continua de los derechos humanos viniese de parte del país que domina el mundo.
  3. Se ha hecho el sueco en cuanto a la ratificación del protocolo de Kyoto, aun siendo el país que más contamina del mundo. Se ha negado a rebajar sus emisiones y se concede el privilegio de despedirse de la última conferencia del G8 con un: “adios de parte del mayor contaminador del mundo“.
  4. Ha sido el presidente más gastoso desde Lyndon B. Johnson, y no precisamente en instaurar un sistema de salud público (al que lo que se negó por activa y por pasiva) ni en socorrer debidamente a las miles de vícitmas (negros y de segunda) de huracán Katrina en New Orleans. La reconstrucción apenas ha comenzado y la mitad todavía sigue refugiada en otros puntos del país. Entonces sospecho que esos ahorrillos los ha invertido en comprar armas y, para sorpresa mundial, salvar a los grandes bancos con su plan de rescate de 700.000 millones de dólares (como dije en otra botella, 10 veces más de lo necesario para acabar con el hambre mundial)
  5. Se ha saltado a la torera los principios del neoliberalismo, pero no para bien, sino para mal, para muy mal. (Para más información pincha aquí.
Todo esto a bote pronto y sin meternos en los errores del día a día y sin incluir errores locales. Estimado periodista iraquí, ¿por qué no calzabas crampones?

lunes, 1 de diciembre de 2008

Das Experiment y la exclusión social


Ayer vi por segunda vez, aunque de la primera hacía muchísimo, una gran película que probablemente hayáis visto que responde al nombre de Das Experiment o El experimento. Este filme es una puñetera máquina de plantear reflexiones sobre cuatrocientosmil asuntos diversos, desde la condición humana hasta los efectos de traumas infantiles. En cambio, tal vez por mi condición de náufrago, a mí me arrojó luz sobre el tema de la exclusión social y la actitud de los no excluidos, o sea, los excluyentes.


En la película (no voy a revelar nada trascendental), un grupo de hombres de diversas características deciden someterse a un experimento: la simulación de una cárcel. A varios se les otorga el rol de guardia mientras que a otros les corresponde ser presos. Desde el primer momento de esta diferenciación, en la que, obviamente, los guardias tienen mayor prestigio que los presos, estos segundos buscan ridiculizar a los guardias, que, sintiendo la provocación y sintiéndose menoscabados, aseveran su actitud.


De pronto vi montones de paralelismos en la sociedad en general, en la que los grupos excluidos (por ejemplo, chabolistas, que es el más extremo, y, sobre todo, niños y jóvenes) suelen amedrantar e insultar a los miembros de la población no excluida, que ellos perciben como “excluyente”. ¿Por qué? Porque en nuestra naturaleza animal, la lucha de poderes está presente a todos los niveles, y el grupo excluido necesita reafirmarse y atacar, de manera consciente o inconsciente, al grupo de éxito y de prestigio, en el fondo, como protesta y ante la necesidad no cubierta de sentirse “dentro”.


Por otro lado, el grupo de prestigio (los guardias en la película), es decir, las clases medias, altas, e incluso bajas con cierto nivel de aceptación, como respuesta ante los ataques de los excluidos, se dejan crecer los tópicos y las tachaduras contra los atacantes.


Por supuesto, de este mecanismo no es consciente la ciudadanía de a pie, que se reduce a “es que los gitanos” y “¡mira la paya!”. En cambio, uno de los que hace de guardia, que parece no perder la cordura, aunque cumple su función, no soporta que sus compañeros vejen y humillen a los presos, tratándolos, pues, de tú a tú, en calidad de personas y con amabilidad, ante lo que los presos responden positivamente.


Con esta botella no quiero ni de lejos justificar el hecho de que los excluidos insulten, roben, pinchen la luz y no declaren. Con esta botella pretendo hacer ver que problema parte de algún punto y que, conociendo el transcurso, quizás ahorraríamos conflictos. Son muchas las ocasiones en las que gente se dirige a gente no como de persona a persona sino de status a status, olvidando que el peor de los delincuentes (sin que intervenga ningún problema sicológico, claro) tiene un fondo humano, un apartado valorable que está por encima de su rol social y desde el que posiblemente nos entendamos.