viernes, 15 de enero de 2010

Bélver Yin y la pureza extrema


En el primero de los lugares, me gustaría pensar en voz alta algunos aspectos de mi naufragio. Reconozco que mi lanzamiento es espaciado, que con una o dos botellas al mes no conseguiré que nunca nadie venga a rescatarme y menos aún, si las empiezo como ahora, con melindres y migrañas. En cambio, por otro lado, y consciente del cabreo que esto puede producir en el contador de visitas, he determinado que el lanzamiento de botellas se realizará en esta isla sólo cuando me apetezca y cuando considere que tengo algo interesante por lo que pedir socorro u otras formas, porque uno no se hace náufrago para estresarse.

Ahora, sí. Nunca antes me había aventurado a recomendar un libro, lo considero una responsabilidad demasiado seria para alguien que va en taparrabos. En cambio, es un desatino no contarle al mundo la de noches que he pasado embriagadísimo por Bélver Yin, la primera novela de Jesús Ferrero, un manual codificado sobre principios de la filosofía china.

A lo largo de una serie de estampas interconectadas se construye la historia de dos hermanos gemelos en medio de la decadencia de un Imperio, el chino y a la vileza de otro, el occidental, en una atmósfera situada entre el morbo, la mística y el exotismo.

En la primera página, sentencia Tchuang Tse que La pureza extrema es no extrañarse de nada, una cita que, tal vez por el lugar donde se encuentra, no adquirió vida hasta que no finalicé esta historia sui generis en la que sus protagonistas, Bélver Yin y Nitya Yang no hacen nada que no se haya hecho ya en miles de historias antes: buscar la felicidad y buscarse a sí mismos. Lo que hace este texto diferente, lo que le aporta en verdad dimensión es el terreno y las formas en que transcurre la gran búsqueda de nuestra especie. Los gemelos caminan los límites de lo inconcebible y se acomodan en decenas de prohibiciones de la moral con la mayor de las naturalidades, llegando incluso a hacer que no nos extrañemos de nada. ¿Dónde termina lo correcto y por qué?