domingo, 12 de octubre de 2008

Los límites de mi imaginación y el Socialismo para ricos


Quiero expresar, primeramente, que soy incultísimo en el campo de la economía, que conozco cuatro conceptos básicos que me mantienen a flote cuando leo el periódico y que a veces ni siquiera estoy seguro de si me dan bien la vuelta cuando pago. Esta actualización, de hecho, es casi más una consulta a experto (altruista y aburrido) que se ofrezca a explicarme todo este circo y que me diga que las difamaciones con las que me dispongo a emborronar esta botella sean someras mamarrachadas. Pero por otro lado, este es mi naufragio, y una de las ventajas de ser náufrago es que yo hago y deshago como me viene en gana.

La cuestión es que, será mi optimismo, mi inocencia o lo que quiera que sea, pero jamás soy capaz de anteponerme a las nuevas eras: nunca consigo imaginar los nuevos órdenes mundiales, ni pienso que sea posible que surjan nuevos conflictos. En el peor de los casos, pienso en un colapso y en un volver a empezar armonioso y hermanado de los pueblos y utopías varias. Y por este aspecto mío, por esta cortedad, jamás iba a imaginarme yo que cuando el neoliberalismo colapsara, se estrenaría el Socialismo para ricos. Me quedé perplejísimo cuando vi que Bush proponía regalar 700 000 millones de dólares a megaempresas en quiebra que meses antes y en los años pasados habían estado hinchando burbujas especulativas a pleno pulmón, pero lo que ya me dejó de un estupefacto irrecuperable fue que Obama, la “izquierda” estadounidense, la esperanza negra, el cambio personificado apoyara a su enemigo acérrimo.

Además, pensé, 700 000 millones de dólares no serán ahorros personales del presidente, ¿no? Digo yo que eso saldrá del dinero de muchos, muchísimos contribuyentes de a pie; contribuyentes de a pie que no disponen de seguridad social ni de grandes protecciones colectivas.

En mis nociones básicas, tenía entendido que W. Bush era un fiel seguidor de la desregularización más radical del mercado, y pensé que lo mismo el de Texas había malinterpretado a Marx en sus lecturas nocturnas, pero que acciones tales sólo tendrían cabida en los exageradísimos Estados Unidos. Pero no, de nuevo mi imaginación se quedó corta: el Reino Unido semi-nacionalizó lastimeras empresas arruinadas y a paternalismos similares se han aventurado Canadá, China y, por último, toda la Eurozona al alimón.

Yo debo de ser muy poco leído, o algo debe fallarme, pero de primeras me sale un juicio de lo más popular: las clases bajas y medias estamos pagando vía impuestos y fondos públicos la avaricia de los más ricos, que cuando no estaban en crisis, nos exprimían los bolsillos a base de vivienda, hipotecas, combustibles... , que siguen haciéndolo, y que, para más INRI, se están re-enriqueciendo con todo este lío.

Y ya termino esta reflexión espontánea, sin base científica ninguna. ¿No resultaba imposible reunir dinero para salvar al tercer mundo del hambre? He leído que con una décima parte del plan estadounidense se erradicaría la pobreza. ¿Qué no se conseguiría con las insuflaciones del resto de países? Definitivamente, o yo soy muy corto, o el mundo está dominado por una panda de soberanos hijos de puta (sin perdón por la palabra) que se ríen en nuestra cara mientras nosotros pagamos los platos rotos, los pobres de verdad se siguen muriendo y los ricos son abrazados por papá-Estado cual hijo pródigo.

P.D.: necesito explicaciones, estimados recogebotellas.

4 comentarios:

frikosal dijo...

Desde mi ignorancia -pero más ignorante es Bush- yo creo que si, y ahora lo que me preocupa es cual va a ser la próxima.

Joselu dijo...

Tu análisis y comentario no tiene un pelo de ignorante. Es exactamente así como lo describes. El precio de salvar a los ricos lo pagamos entre todos, pero más los pobres que van a dejar de recibir las cantidades prometidas de ayuda al desarrollo y por supuesto se vienen abajo las cláusulas del protocolo de Kyoto para controlar el cambio climático. Eso sí, el petróleo ha bajado sustancialmente, pero lo seguimos pagando por las nubes.

Laura A. Solano dijo...

Los ricos serán siempre ricos y los pobres siempre pobres, ¿estamos condenados a eso?

Anónimo dijo...

En esta sociedad en la que dormitamos, porque me parecería bastane futil decir que vivimos, siempre ha habido, y habrá tres clases: los altos, los medios y los bajos. A lo largo de la historia lo hemos podido comprobar y es siempre lo mismo.

Los medios se cansan de los altos y con promesas para los bajos se apoyan en estos para ser los nuevos altos. Es un círculo vicioso sin arrepentimiento.

El socialismo para ricos era la idea que llevaban todos cuando hablaron de igualdad, pero de esto no nos dimos cuenta.