miércoles, 8 de octubre de 2008

Agenda, por J. M. Rodríguez (o sea, un servidor)

Por increible que parezca, en mi naufragio también existe el principio de curso, la vuelta al trabajo y el poco tiempo para actualizar, así que tiro de material inédito que escribí en algún momento a la deriva.

07:00 Ruge el de las manecillas. Te increpa.

Te vistes: te abrochas los zapatos

te abrochas el pantalón

te abrochas la camisa

la corbata

la chaqueta


07:30 Te abrochas el cinturón. Los alógenos se encienden solos. ¡Qué buena compra! ¡Qué bien luce en los atascos!


07:35 Atasco. Sacas la barrita de muesli multiviaminada. Te bebes el café instantáneo autocalentable. Te repasas con la afeitadora con conexión al mechero mientras la mañana suena en la voz de un locutor: hoy todo es como ayer pero con un día más de crudeza

desatino

desafuero

desavenencia

desvarío


08:30 Buenos días. Buenos días. Tiene 17 correos nuevos. Me abres, me arañas el día de hoy, me garabateas las esquinas mientras hablas por teléfono: sí, ok, bien, ok, de acuerdo, jaja, un saludo. Me arañas una reunión dos días más allá. Tata, ta, tatatatá, ta, tatatá. El cenicero no puede más.


11:30 Pausa-café


11:45 Orden del día. Habría que hablarlo. ¡Hombre, claro! Eso hay que tenerlo siempre en cuenta. Apretón de manos, apretón de manos, apretón de manos.


14:00 Hora de comer. ¡Aaahh! Hora de comer. Blablablablablablabla. Allí parece que hay una mesa libre. Un menú. Te desabotonas las mangas y te aflojas la corbata, en un heroico acto de osadía que demuestra quién es el que manda. Primer plato, segundo plato, postre, café, bien cargado. Pastilla para el estómago. Gragea para el mal aliento con agentes blanqueadores. Te reabotonas, te reaprietas. Me sacudes, me tachas la mañana. Repasas los documentos: todo en orden, todo en orden, todo-en-orden.


16:00 Ring-ring, ring-ring-, ring-ring. Tatá, tatatá. Error al enviar... Tata, tatatá...


20:00 Hasta mañana. Hasta mañana. Arrancas.


20:45 Hola, cariño. Hola, cariño. Ducha.


21:00 ...en una increíble jugada, el delantero se deshace del defensa, va a tirar a puerta, va a tirar, va a tiraaaarrrrrrrrrr y ¡uyyyyyyyyyyy!


23:00 Estoy muerto, me voy a la cama. Buenas noches, buenas noches. Me desgarras el día de hoy. Apagón


P.D.: ya que has leído hasta aquí, ¿qué trabajo te cuesta un par de palabritas de aliento (fresco)?


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Chico, que vida más ajetreada... pero que real. Yo he llegado hace apenas una hora a casa.

Esperemos que sea un episodio aislado.

Saludos.

El lanzador de botellas dijo...

¡¡Noo!! Por fortuna, este señor no soy yo ni mucho menos. Es lo último en lo que me querría convertir en la vida.

fjdm dijo...

¡¡¡ Genial !!! :-))))

Desgraciadamente conzoco a mucha gente así. Y lo que es peor, tengo que luchar cada día para no convertirme en uno de ellos.

Lo bueno es que aún no lo han conseguido.

Un consejo para este señor estresado: la próxima reunión, planéala dando un paseo por un jardín con tus colegas.

Igual se enfadan, pero la sensación de ridículo que les queda te hace ganar días de vida :-P

Un vandaluz

Anónimo dijo...

Y otra vuelta más de una hoja cada vez mas rutinaria y a la orden del día. No temáis, decía un amigo mío, siempre puedes irte al campo a vivir solo.