jueves, 29 de abril de 2010

Luis Rosales y el naúfrago metódico


Desnaufragué por un tiempo. Es más, pensé en desnaufragar para los restos, pero es difícil resistirse y no volver a la isla en donde uno ha habitado, a pesar de que sepa que no tendré tiempo para cuidar la rosa y evitar que los baobabs lo acaparen todo. En fin.

Luis Rosales es un poeta perdonable. Cuando Lorca se sabía ajusticiado, en los últimos días del poeta allá por el 36, se refugió en la casa de los Rosales, conservadores y falangistas, pensando que allí estaría a salvo. Ahora sabemos que no fue así. Luis Rosales, en sus inicios, era todo rigor, falange y catolicismo y a los años se acercó con cariño a la democracia y a la libertad, así como a las vanguardias estilísticamente hablando.

Dicen que llegados a los 50, todos podemos decir lo que nos venga en gana. Antes de morir, Luis Rosales hizo uso de esta libertad y reveló hasta qué punto le marcó la vida el hecho de no haber podido frenar el fusilamiento de Lorca.

En el video, un Rosales ya de vuelta se sinceraba y entonaba con un desprecio sosegado lo que el mundo ha significado para él desde aquel entonces. Habrá sido un poeta de éxito durante el alzamiento y la dictadura, formó parte de la Academia y fue galardonado con el Cervantes, pero sin duda nada ha conseguido curarle aquellos días y, tal vez me aventuro demasiado, pero diría que no ha podido ser feliz. Este año hace 100 que Rosales nació.



Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.


P.D.: ya se sabe, cada uno recoge lo que siembra y yo siembro más bien poco, pero los comentarios son muy bien recibidos siempre. Gracias.

6 comentarios:

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

¡Ay de los desnaufragadores! ¡Siempre echarán en falta la isla que dejaron, pero nunca consiguieron olvidar! Porque, bien mirado, ¿qué otra cosa somos los seres humanos sino náufragos sin isla paradisíaca?

Comento porque me duelen estas palabras que acabo de escuchar, en alguien que se lamenta como en el vacío…

"Yo veía venir la vida de frente, pero desde ese día todo cambió. He renunciado a muchas cosas. No he creído ni volveré a creer… en la política. No he creído ni volveré a creer… en la sociedad. No he creído ni volveré a creer… más que en las amistades que quedan…"

¡Líbreme el cielo de tener en la vida algún momento que haga de mí un descreído total, porque entonces sí sería un auténtico muerto viviente!

No estamos solos:
Tras el temblor opaco de las lágrimas,
no estoy yo solo.
Tras la primera música del día,
no estoy yo solo.
Tras la postrera luz de las montañas,
no estoy yo solo.
No estoy yo solo: me acompaña en vela
la pura eternidad de cuanto amo…

fjdm dijo...

No conocía yo la historia de este susodicho. Se pueden escribir muchas líneas sobre esta forma de ser, de defenderse, o de sobrevivir.

Pero, al verme identificado -sólo en cierta forma-, quiero arrojar una idea: desde dentro también se puden apoyar las grandes revoluciones. Es decir, el día que alguien se decida a liarla parda contra el sistema, algunos estaremos esperando desde dentro... y dinamitaremos lo que haga falta :_)))

Es lo que tiene escuchar a Mario Gas, que te altera la sangre. Eso, y el calor del sur, of course :-P

El lanzador de botellas dijo...

¡Miguel Ángel! Qué me alegra volver a recibir tus comentarios.Pues sí, que nos libren de no creer en nada, aunque Rosales creía en la amistad, que no es poco.

Fjdm, casi más importante es luchar desde dentro que desde fuera, a lo caballo de Troya (sin rimas fáciles, jaja).

¡Saludos!

Animal de Fondo dijo...

Escribí hace tiempo un artículo sobre Rosales en mi blog, y dije algo parecido a lo que tú dices cuando lo llamas "perdonable". Un amable comentario anónimo me permitió comprender que Rosales no hizo nada que haya que perdonarle y que toda su vida fue una buena persona, además de un gran poeta; creo que es la verdad, así que yo rectifiqué mi artículo y te hago hoy la misma observación a ti.
Perdona la impertinencia anterior, pero tal vez Luis Rosales se la merezca. Y el poema que citas y corriges (en el video falta una palabra), además de bellísimo, me lo repetí muchas veces en la memoria; ya lo había olvidado.
¡Qué nostalgia de Luis Rosales! ¡Qué desazón no esperar ya un nuevo libro suyo!
Para terminar, no sé hasta qué punto Luis Rosales pudo ser feliz; algo tuvo que serlo para poder escribir que al mirar desde la calle a su casa de Altamirano sentía: "Gracias, Dios mío, la casa está encendida".
Un abrazo.

El lanzador de botellas dijo...

Animal de Fondo, en primer lugar, no me pidas perdón por una impertinencia inexistente. En segundo lugar, gracias por tu comentario, así vamos creciendo.

En tercer lugar, es posible que lleves razón. Sin duda Rosales fue una persona maravillosa, aunque tal vez (y no soy nadie para hacerlo) se le pueda achacar el no haber sido más crítico con el momento que le tocó vivir, aunque sea desde dentro. Muchas veces me pregunto cómo habría sido yo en esos días convulsos.

De nuevo, gracias.

Javier dijo...

Exquisitos versos los de este gran hombre.