martes, 1 de abril de 2008

Masa, de César Vallejo

Esto es, sin duda, un verdadero poema de amor. Es, quizá, el poema de más amor que pueda escribirse. No sostiene el amor de un fulano hacia una fulana, ni siquiera el de un fulano a toda la humanidad, sino que va más allá todavía; sostiene el amor de toda la humanidad por un fulano.

¡Habrá tantos que piden del grito de la humanidad para no seguir muriendo...!

De labios de Leonardo Sbaraglia todavía impone más:



MASA

Al fin de la batalla,

y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre

y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:

«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,

clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,

con un ruego común: «¡Quédate hermano!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra

le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado;

incorporóse lentamente,

abrazó al primer hombre; echóse a andar

-César Vallejo-

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