jueves, 15 de mayo de 2008

Strange Fruit, de Nina Simone

Una gran mayoría de mortales dados a la corrección política no entienden que lo desgarrador pueda ser bello. No me ha poseído el espíritu del marqués de Sade ni nada similar, pero siendo escrupulosamente estético, entiendo que pueden existir obras, realidades, loquesea con un contenido abominable pero de formas sublimes. Un ejemplo es la hermosa barbaridad que me dispongo a embotellar. Se trata de uno de los primeros símbolos que tomó fuerza entre las comunidades negras que luchaban por los derechos civiles en EE UU. El poema esta inspirado en una foto extremadamente despreciable que se va desvelando poco a poco a lo largo del video.

A todo esto se le suma la mítica Nina Simone, la mujer fea con falta de técnica pero con un duende que se refriega por los sentidos rozando una sensación táctil de su voz. Ella, entre otros, fue el aliento de uno de los episodios más heróicos del, como diría Lorca, cocodrilo que no necesita careta.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

La rabia y la tristeza en cada palabra, en cada nota.

El lanzador de botellas dijo...

Y la belleza

Joselu dijo...

Tremenda, desoladora, triste, amarga, sublime...